LA CHINELA DE SAN ILDEFONSO
El día anterior a la festividad ya se enciende una primera hoguera, después de las Vísperas, en la que, cuentan los mayores, se asaban patatas, los mozos saltaban por encima y la ceniza resultante se subastaba destinando lo obtenido (alrededor de un real) al culto del Santo. Desde varios días antes se habían ido amontonando palos, enseres, serones, cestas y muebles viejos con el fin de someterlos al fuego “purificador” de la hoguera.
La mañana de la fiesta los actos religiosos incluyen la misa en honor del santo y la procesión con el mismo, en el que tiene especial protagonismo la Cofradía de San Ildefonso. Al final de la procesión se subastaban las patas del cochino donadas por los devotos, así como los banzos del Santo.
El recorrido de la procesión se realiza alrededor de la iglesia y en sus proximidades, Portalejo o juego de bolos, donde se enciende de nuevo la Chinela, en este caso con la obligación de “ahumar al Santo”.