historia

JUEGO DE BOLOS

Jugar a los bolos en Valverde forma parte de la tradición más apreciada por los valverdeños. El juego de bolos sigue ocupando una parte importante de nuestra plaza y jugar una partida es motivo de concurrencia general: jugadores en la cancha y espectadores en sus alrededores. La plaza está más llena y animada cuando hay partida de bolos. Tradicionalmente el bar de Paco y la partida de bolos eran inseparables animadores de nuestra plaza.

Veamos su desarrollo y, si queremos ampliar información, adjuntamos el folleto que en su día publicó La Asociación Serranía de Guadalajara con nuestra colaboración.

LA CANCHA

El juego de bolos siempre está dispuesto, pero requiere una preparación previa: cuidar que no haga demasiado aire, revisar las vigas que lo delimitan y hacen volver la bola, alisarlo, regarlo, marcar los pato-bolos donde se colocarán estos… Todo requiere un arte.

BOLOS Y BOLAS

Los nueve bolos, rectos y bien torneados, forman la baraja y tienen que poseer cierta consistencia para que en su momento, salten con fuerza, sin romperse; pueden ser de chopo, acebo….

La bola suele ser fabricada a partir de un nudo de madera de roble o de madera limpia de nogal, olmo.., adecuadamente redondeada; puede pesar de dos a cuatro kg y puede tener algún pequeño rebaje que facilite el lanzamiento.

LOS ESPECTADORES

No hay partida de bolos sin espectadores. Curiosos ajenos o expertos locales, todos disfrutan y comentan la partida. La plaza es distinta, mucho más animada, cuando el juego de bolos está en funcionamiento. Un lugar destacado tienen los mayores del pueblo que recuerdan sus propios lanzamientos y hacen de jurado popular en caso de discrepancias.

LOS EQUIPOS

Se debe formar dos equipos, que pueden ser desde dos hasta seis jugadores en cada uno. Vale cualquier método de selección, intentando siempre que haya un cierto equilibrio: Jóvenes contra mayores, casados contra solteros, una familia contra otra, por elección ponderada, hombres contra mujeres…

LA MANDA

La manda es el lugar desde donde se tiran las bolas a la ida. Lo marca el equipo contrario, habitualmente el que ha perdido el juego anterior y tiene el inconveniente de que ellos tienen que tirar un bolo más. Tiene que ser un lugar fuera del juego de bolos y se busca la dificultad en base a la desalineación respecto a las filas de bolos, la distancia, que obliga a tirar con más fuerza, o que pille a izquierdas o desenfilada, aumentando la dificultad.

LA MICHA

Se pude hacer micha, o gata, de muchas maneras e implica que el jugador no contabiliza los bolos que tire y queda eliminado también para el birle; algunas de las normas que la provocan son: no se puede mover uno del sitio de la manda hasta que no para la bola, no se puede apoyar con la otra mano en ningún sitio, no se puede cruzar dos calles y la bola tiene que pasar de la línea del cinque, situada pasada la última fila de bolos.

EL BIRLE

Tras tirar a la ida, las bolas deben permanecer en el lugar donde se han detenido, marcadas por el equipo que está esperando su turno. Se pueden retirar las que quedan por delante de la última fila de bolos. Cada jugador tira la misma bola que ha tirado a la ida y lo debe hacer con un pie en el lugar en que ha quedado, el birle. Siempre tiene que ser desde dentro de la cancha, o desde el borde si la bola se ha salido; a veces hay que tirar a “patobolo”, justo con la punta del pie en la base de un bolo.

EL TANTEO

A la ida, cuando se tira desde la manda, se contabilizan los bolos tirados siempre que no se haya hecho micha; se cuentan los bolos que tira la bola y también los que son derribados por otro bolo. Desde el birle también valen los bolos que se tiran en calles cruzadas, incluso los que se derriban por carambola al volver rebotada desde alguno de los laterales de la cancha. El equipo que ha perdido tiene que contar un bolo más que el otro equipo para poder ganar la partida; se hace juego normalmente cuando uno de los equipos llega a cuatro partidas.

LOS PREMIOS

El juego de bolos siempre está dispuesto, pero requiere una preparación previa: cuidar que no haga demasiado aire, revisar las vigas que lo delimitan y hacen volver la bola, alisarlo, regarlo, marcar los pato-bolos donde se colocarán estos… Todo requiere un arte.

Las costumbres van cambiando, pero hagamos votos para que no se olviden las que tantas veces han llenado el ocio de nuestros mayores, cuando todo se lo tenían que organizar ellos mismos. Como decía el tío Raimundo…

«Muchos domingos del año
Así como en otras fiestas
Abarrotaban la plaza
Los vecinos de esta aldea.

Otros jugando a los bolos,
otros a la calva juegan,
otros tiran a la barra
con habilidad y fuerza.»